Presenta GCDMX resultados de un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard y la SEDEMA

Publicado el 16 Octubre 2018
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La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), en colaboración con la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard, realizó el estudio “Análisis histórico de los beneficios para la salud asociados a una mejor calidad del aire en la Ciudad de México entre 1990 y 2015”, cuyos resultados se presentaron el 16 de octubre en el patio central del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

Este estudio, coordinado y financiado por la Sedema con recursos del Fondo Ambiental Público, destaca que, entre 1990 y 2015, hubo una significativa reducción en la concentración de partículas finas PM2.5 y de ozono (O3), la cual permitió evitar más de 22 mil muertes prematuras e incrementar por más de tres años la esperanza de vida promedio, de los habitantes de la capital del país.

Los doctores responsables del proyecto, Douglas W. Dockery, John Stephen Evans y la doctora Leonora Rojas Bracho, destacaron que la mejora en la calidad del aire impactó en la reducción de la mortalidad por enfermedad isquémica del corazón (EIC), enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infarto cerebrovascular y cáncer de pulmón, en la población adulta, y por enfermedades respiratorias inferiores agudas, en la población infantil de la CDMX.

En el acto protocolario, el Jefe de Gobierno capitalino, Dr. José Ramón Amieva Gálvez, señaló que cambio climático y contaminación son un gran reto para nuestras generaciones y no podemos permanecer ajenos a esta realidad. Celebró que gracias a las medidas correctivas a la calidad del aire se lograron evitar 22 mil 500 fallecimientos, además de incrementar la esperanza de vida. Destacó la importancia de la continuidad de estas políticas mediante un esfuerzo continuo tanto del gobierno como de la comunidad científica, a la cual agradeció su participación en la elaboración de este estudio.

Por su parte, la titular de la Sedema, Ing. Tanya Müller García, se declaró convencida de que la evidencia científica es clave para la elaboración de políticas medioambientales responsables, por lo que esta administración ha involucrado la participación de reconocidos investigadores nacionales e internacionales, así como de importantes institutos de investigación. “Las políticas para mejorar la calidad del aire deben ser efectivas, inclusivas y con una visión megalopolitana de largo plazo, pues la contaminación no reconoce fronteras”, señaló.

Durante su participación, la primera ciudadana mexicana, Leonora Rojas Bracho, con un doctorado en Ciencias de la Salud Ambiental por la Universidad de Harvard, explicó cómo se realizó el estudio, su metodología, los resultados, así como las acciones recomendadas para seguir con la reducción de los contaminantes en la ciudad. Destacó la mejoría indiscutible en la calidad del aire de la Ciudad de México, en estos 25 años, pero señaló que aún falta camino por recorrer, en materia de prevenir la salud ambiental e incrementar la esperanza de vida.

De acuerdo al reporte, de no haberse puesto en marcha medidas de control para las emisiones contaminantes desde 1990, tales como el Programa de Verificación Vehicular Obligatoria (PVVO), el Programa Hoy No Circula (HNC) y el Programa para Mejorar la Calidad del Aire en la Zona Metropolitana del Valle de México (ProAire), la calidad del aire hubiera seguido una tendencia negativa, debido a los procesos antropogénicos como el aumento de la flota vehicular, del parque industrial, así como al crecimiento de la población y la expansión de la mancha urbana.

Este estudio indica que la reducción de contaminantes secundarios como el ozono, aun representa un reto en la gestión de la calidad del aire, la cual debe reforzarse con el diseño e implementación de una nueva generación de políticas públicas medioambientales, cuyo principal indicador sería el impacto directo en la calidad del aire y el beneficio a la salud de la población.

Una de las recomendaciones de este estudio es continuar con el control de la contaminación, a través de la instalación de filtros de partículas en vehículos pesados que utilizan diésel modelo 1985 y posteriores, ya que los beneficios en salud serían del orden de 250 millones de dólares por año. Asimismo, los beneficios netos –es decir, restando los costos de la implementación de los equipos y su mantenimiento—ascenderían a casi $110 millones de dólares anuales.

Al respecto, la CDMX ha impulsado el uso de tecnologías de vanguardia en materia de baja emisión de contaminantes a través del Programa de Autorregulación Ambiental para Vehículos a Diésel, al introducir en la línea 7 del Metrobús 90 vehículos con tecnología Euro VI, que cumplen con lo establecido en la norma NOM 044-SEMARNAT 2017 sobre los límites máximos permisibles de emisión para vehículos pesados nuevos, misma que entrará en vigor hasta 2021, y que la capital del país ya contempla.

Destaca también el Sistema de calentamiento solar de agua (CSA) en diez hospitales de la capital del país, como parte del proyecto “Calentamiento Solar de Agua en Hospitales del Gobierno de la Ciudad de México”: con una inversión de 15 millones de pesos, se logra una reducción de emisión de contaminantes de 481 toneladas de CO2 y un ahorro de cuatro millones de pesos al año.

El estudio Análisis histórico de los beneficios para la salud asociados a una mejor calidad del aire en la Ciudad de México entre 1990 y 2015 está disponible para su consulta en versión digital en el siguiente enlace:

http://www.data.sedema.cdmx.gob.mx/beneficios-en-salud-por-la-mejora-de-la-calidad-del-aire

Con esta colaboración binacional e interinstitucional, el Gobierno de la CDMX y la Secretaría del Medio Ambiente refrendan su compromiso de analizar a profundidad los factores y causas de la contaminación, para realizar y aplicar políticas públicas, estrategias y acciones encaminadas a mejorar la calidad del aire de la capital del país, para beneficio de la salud de quienes la habitan, visitan y transitan.

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